Para 1.945 nace la idea de instituir el nombre de Club Deportivo los Millonarios suprimiéndole el nombre de Municipal. La iniciativa toma fuerza y deciden reunirse todos los allegados al equipo en la oficina de don Alfonso Senior, ubicada en la calle 16 con Cra 8ª., sede de Roldan Calle y Cía. Agentes de Aduanas, con la única idea que tenían en mente, armar un equipo serio y bien consolidado.
Se realizarían una serie de reuniones en el Teatro Atenas de Bogotá con todos los colaboradores del 'Municipal'. Alfonso Senior y Mauro Mortola explicaron que no existía una legislación sobre sociedades deportivas, cuando apareció la brillante intervención del doctor Abel Cruz Santos, sugiriendo que se hacía necesario organizar una sociedad sin ánimo de lucro, decidiendo pues, redactar unos estatutos en los que se suscribían acciones a 10 pesos cada una, dando paso a una tercera reunión en el teatro del colegio San Bartolomé, situado en la cra 7, entre 9ª. Y 10ª., donde finalmente se constituyó el Club Deportivo Los Millonarios, el 18 de junio de 1.946.
Su presidente sería Alfonso Señor Quevedo, y el vicepresidente Mauro Mortola, como tesorero se nombraría a Oliverio Pulido, finalmente el equipo se constituiría y se registraría en la notaria Tercera de Bogotá, por escritura pública Nº 2047.
Desde ese momento, se realizaron partidos eventuales con Santa Fe, y Huracán de Medellín. Durante un viaje realizado por don Alfonso Senior por el sur de América y gracias a su entusiasmo empresarial, crea el primer cuadrangular doblete en la historia del fútbol mundial, es así, como participan el River Plate de Uruguay, el Vélez Sarfield de Argentina, y los dos equipos capitalinos.
Para 1.948 la primera oficina que tuvo el club se ubicó en la calle 14, entre carreras 5ª. y 4ª. Allí se montó una especie de restaurante para que los directivos debatieran sobre la problemática del plantel y del fútbol, de esta manera surgió la inquietud y el inconformismo por los impuestos tributados por la Asociación Colombiana de Fútbol del 5 y 10% por cuestiones de permiso a los equipos que realizaban pequeños torneos regionales. Ya para finales del 47 Humberto Salcedo Fernández, presidente del América, le había propuesto a Alfonso Senior, que formaran un campeonato nacional
Fue así, como a mediados del 48, entre mayo y junio, se dan cita en Barranquilla, en donde quedaba la sede de la Asociación Colombiana de Fútbol, los dirigentes de Medellín, Pereira, Cali, Manizales, Bucaramanga y Bogotá, y esgrimen el cuestionamiento al presidente de dicha asociación considerando que los clubes no tenían por que tener una dependencia de las ligas aficionadas, ya que eran equipos profesionales. Es cuando se presenta la ocasión de crear la División Mayor del Fútbol Colombiano, en las oficinas de Mejoras Públicas de Barranquilla.
Se redacta entonces una carta a la Asociación Colombiana de Fútbol, por los dirigentes de Millonarios, Santa Fe, Boca, América, Once Deportivo, Universidad, Huracán, Nacional y Medellín, en la que se hacía énfasis del retiro de las ligas por parte de los equipos, y la fundación de una liga profesional. La primera oficina de la división del fútbol colombiano se ubicaría en la Avenida Jiménez de Quesada Nº 4-90, en un tercer piso; mientras tanto Millonarios cohesionaba su nómina y fichaban los argentinos Pedro Cabillón, Adolfo Cusmai, Alfredo Castillo y Tomás Aves, los colombianos Victor Manuel Fandiño, Alfonso "pipiolo" Rodríguez, Policarpo "polo" Pérez y Francisco "cobo" Zuluaga entre otros, el técnico sería el uruguayo Manuel Olivera.
El 15 de agosto se iniciaría el primer torneo del fútbol profesional en Colombia, coronándose como campeón Santa Fe. Millos ocuparía un cuarto lugar, pero lo que vendría sería la antesala de un espectáculo lleno de estrellas y majestuosidad, cuyo protagonista sería Millonarios.
La historia de la humanidad, plagada de hechos y momentos brillantes como el asombroso desarrollo de la orfebrería de las comunidades indígenas en la época de la Colonia, ofrece en materia de fútbol, una calenda que marcó un rotulo y una marca imperecedera: El Dorado.
El año de 1.948 dejaba a Millonarios en el cuarto lugar del campeonato, y la junta directiva, presidida en aquel entonces por don Alfonso Senior, quería armar un equipo grande y que diera títulos para la temporada del 49', por tal motivo, salían de la institución Policarpo Pérez, Orlando Gutiérrez, Manuel Tapias entre otros y era contratado Roberto "Cacho" Aldabe como técnico, quien por iniciativa propia insiste en traer a Adolfo Pedernera.
En aquellos tiempos el fútbol argentino se hallaba sumido en una huelga de jugadores de grandes proporciones, hecho que facilitaba la venida de estelares futbolistas al país. Es así, como gracias a la gestión del "cacho" Aldabe, de Mauro Mórtola, y de los directivos, para finales de mayo se ficha al "maestro" Adolfo Pedernera, quien a la postre, ayudaría a la consecución de los fichajes de Alfredo Di Stéfano "la saeta rubia", y de Néstor Raúl Rossi, ambos de River Plate y los mejores jugadores de Argentina en esa época.
En el mismo año se vincula al emblemático Gabriel Ochoa Uribe, que adelantaba sus estudios de medicina, al brasileño Danilo Mourman, al peruano Alfredo Mosquera, y a Oscar Corzo. Con dicha nómina se enfrentaba el torneo que sufriría el retiro del Deportivo Barranquilla. Millos llega al primer lugar con el Deportivo Cali, y se van, por primera vez en el fútbol colombiano, a la primera serie extra de dos partidos para definir título.
El gran Millonarios de 1952. Parados de izquierda a derecha: Malaver (masajista), Hugo Reyes, Jorge Benegas, Julio César Ramírez, Julio Cozzi, Ismael Soria,
Gabriel Ochoa, Néstor R. Rossi. Abajo: Alfredo Castillo, Alfredo Mosquera, Alfredo Di Stéfano, Reinaldo Mourín y Alcides Aguilera.v
En la final Millonarios vence en ambos partidos, consiguiendo la primera estrella y consolidando como figuras a Pedernera, y Di Stéfano. Obtiene además el rótulo de la delantera más goleadora, con 103 goles, y el arco menos vencido, con sólo 35. Así, el equipo empieza a vislumbrarse como una perla preciosa.
Para 1.950 el campeonato se conformaría con 16 equipos, reaparecería el Junior de Barranquilla y harían su estreno el Cúcuta Deportivo y el Sporting. Al cuadro albiazul arribarían Julio Cozzi, arquero argentino, Raúl Pini, el paraguayo Julio César Ramírez, el uruguayo Victor Bruno Lattuada, y como hecho curioso, el club contrataría al escocés Robert Flawell y a los ingleses Billy Higgins, Roy Paul y Jack Hardley, europeos que jamás debutarían y volverían a su pais.
El 9 de Julio renuncia el "Cacho" Aldabe a la dirección técnica y es sustituido por Adolfo Pedernera como entrenador y jugador. El conjunto dejaría escapar puntos de local que le pesarían en la campaña y el título quedaría para el Deportes Caldas, seguido por Millos.
Vendría el año de 1.951 y una de las páginas más gloriosas del equipo azul, un mito enmarcado en el corazón del fútbol arte. El club ficha a Hugo Reyes, ex River Plate, Antonio "maestrico" Báez, y Reynaldo Mourin, y se conforma una nómina excelsa y lujosa, ya que de los 34 partidos jugados, ganaría 28, empataría 4 y perdería solo 2, obteniendo 60 puntos. Millonarios conquistaría su segunda estrella de manera rimbombante y sacando la no despreciable suma de 11 puntos al Boca Juniors, que terminaba segundo.
Ya teniendo una imagen consolidada a nivel internacional, el plantel es invitado a jugar 4 partidos en Bolivia de donde regresa invicto, vence al Bolívar por 3-1; al Litoral por 5-3; y empata con Ferroviarios 3-3, y con la Selección de la Paz por igual marcador. Se destacan en dicho torneo Di Stéfano, el "maestrico" Báez, Pedernera, Mourin; magos, ilusionistas, craks, ases que destilaban magia y portaban una camiseta azul en el pecho.
Nestor Raúl Rossi, Alfredo Di Stefano, Adolfo Pedernera
Para 1.954 se acababa la piratería en el fútbol colombiano de acuerdo con el "Pacto de Lima", de ahí, que los grandes futbolistas retornaran a sus países de origen, provocando el desencanto general en las hinchadas del país, constante que repercutía en las escasas tribunas de los estadios.
Desaparecerían del campeonato el Pereira, Junior, Sporting y el Cúcuta Deportivo. De Millonarios saldrían Raúl Pini, Julio César Ramírez, Julio Cozzi entre otros, y ficharían Hernando “El Tigre" Moyano, Rubén Deibe, y Liborio "leticiano" Guzmán.
La campaña del plantel fue bastante pobre, alcanzando un intrascendente sexto lugar con 14 puntos en 15 partidos. Se despide de la institución, el 1 de agosto, Adolfo Pedernera, en un partido contra el Vasco de Gama, ganado por los azules 2 goles a 1.
En el año de 1.955 se contrató como técnico al uruguayo Donaldo Ross y se contrataron a Luis Alberto "mono" Rubio, Bela Maltenhy Baranya, único húngaro en jugar con Millos, y un "tico" para amenizar, Ulises Alpizar. Era también la despedida del arquero Gabriel Ochoa Uribe, quien se iría al Brasil a profundizar sus estudios de medicina y a vincularse con el América de Río.
La pimienta la pusieron los equipos antioqueños, Medellín como campeón seguido del Atlético Nacional, los embajadores ocuparon un lánguido cuarto lugar. Para la alborada de 1.956 el conjunto se reestructura entre comillas, ya que en vez de un técnico contratan a una especie de relacionista público que tenía excelentes relaciones con la directiva y los jugadores, pero era un desconocido total en el orbe del fútbol, Simón Herrerías.
A pesar de las circunstancias, el onceno demostró reguralidad en su rendimiento apoderándose del subcampeonato detrás del Atlético Quindío que sería el campeón. En el mes de octubre asume la dirección del equipo el paraguayo Delfín Benítez Cáceres y Millos aproximándose a descender a las llamas del averno.
Para el campeonato de 1.957 en el que se celebraba una década del fútbol colombiano, los embajadores contratan a los futbolistas Marino Klinger, Alberto "Cóndor" Valencia, Juan Chena y al médico Gabriel Ochoa que retornaba del Brasil.
Se avecinaba la década de los sesentas y Millonarios se preparaba para afrontar el torneo doméstico y por vez primera, la Copa de Campeones, que a la postre se llamaría Copa Libertadores de América.
El general de la tropa azul para ese entonces, el doctor Gabriel Ochoa Uribe, había decidido con la junta directiva darle un ajuste a la nómina para afrontar dichas competiciones. Fue así, como salieron de la institución Walter Marcolini, Manuel Díaz, y Edgar Bustamante entre otros; las contrataciones para aceitar la maquinaria azul llegaron provenientes de Argentina, y se ficharon a Rodolfo Michelli, que resultaría el goleador del club para la temporada, Carlos Alberto Boya, Martín Alarcón, ex compañero de Gabriel Ochoa en el América de México, y los criollos Héctor Lombana y Carlos Rivera.
La participación de Millos en la Copa Libertadores fue apenas discreta, resultando eliminado en la primera ronda de la semifinal. En el rentado doméstico, la cosa se tornaría de gris a castaño oscuro, ya que por primera vez en su historia, el equipo perdería quince partidos, en octubre dimite Gabriel Ochoa, el plantel queda sexto en la tabla de posiciones y llega Julio Cozzi a tomar las riendas del club.
Después de tan desteñida actuación el conjunto embajador cambia la cara, y se ponen la camiseta azul el paraguayo Genaro Benítez, los gauchos José Oscar Jamardo, Oswaldo Debrassi, Carlos Alberto Debate y Martín Alarcón, los colombianos Luis y Marino Lozano, Senén Mosquera, y en mayo se consigue repatriar a Delio "maravilla" Gamboa del Oro de México, y quien con el tiempo se convertiría en ídolo de la afición azul.
Se ratificaron a los veteranos Carlos Alberto Bolla, Ricardo "pibe" Díaz, Pablo Centurión y Marino Klinger. El trabajo de Cozzi insatisfizo a la junta directiva y quedó relegado como arquero suplente, en su deber, hacen acto de contrición y reenganchan a Gabriel Ochoa Uribe para manejar la riendas del torneo venidero.
A mediados de Julio se retira del club una insignia de la institución que brilló con luz propia en la época del dorado: Francisco "cobo" Zuluaga, quien pasaría a las toldas de Independiente Santa Fe, jugador que posee el laudable hecho de haber marcado el primer gol con un seleccionado colombiano en un mundial.
Millonarios obtiene su sexto título con unas estadísticas del todo envidiables demostrando su poderío dentro del campo de juego. De 44 partidos ganó 25, durante16 fechas permaneció invicto, empató 12 y perdió 7, y obtuvo un total de 62 puntos, 8 más que su seguidor, que fue el Independiente Medellín.
Aproximandose la alborada de 1.962, el equipo campeón se preparaba para afrontar el torneo doméstico y la Copa de Campeones. Las "perlas negras", Delio "maravilla" Gamboa y Marino Klinger, prestaban su concurso con la selección Colombia, con miras al mundial de Chile. Las variantes fueron pocas, entre otros salen Martín Alarcón, Julio Cozzi y José Santos Grosso, ingresan al plantel el argentino Santiago Vulcano, Carlos Campillo, Jorge Gallego, proveniente de la divisiones inferiores del equipo, y Porfirio Pereira Netto, "Fifi", brasileño que venía bien referenciado del fútbol ecuatoriano. Desafortunadamente su suerte fue escasa con el equipo, la verdad, es que con ese seudónimo hubiera sido difícil convertirse estrella del fútbol mundial.
La campaña del plantel en la Copa de Campeones resultó incipiente, quedando eliminado en la primera ronda por los equipos Emelec de Ecuador y universidad católica de Chile. En el campeonato local las cosas resultaron distintas y no solo la suerte acompañó al conjunto embajador, además una feliz coincidencia al conquistar la séptima estrella: las estadísticas obtenidas en el torneo del 61, eran iguales a las registradas en el campeonato del 62; suerte de campeones, buen fútbol, como quiera que sea el ballet azul danzaba en todo su esplendor.
Para 1.963 la nómina campeona se mantiene relativamente estable, salen Carlos Alberto Boya y Osvaldo Debrassi, que pasaría al Medellín, ficha con el club José Romeiro Cardozo, brasileño de brillante rendimiento y que impuso la magia del "chanfle" en el rentado nacional, comba preciosa y exquisita reflejada en los tiros libres. Arribarían también, Finot Castaño, quien tendría una larga duración en el club, Pedro Gando, ecuatoriano, el paraguayo Joel Cabrera y el brasilero Almir Dasilva, entre otros.
Esta versión de la Copa Libertadores tampoco fue favorable, ya que el equipo queda eliminado por dos grandes de esa época y que en la actualidad han perdido su brillo, Botafogo de Brasil y Alianza Lima del Perú.
Obtiene su tercer título consecutivo en el rentado nacional, siendo el equipo con la valla menos vencida y una vez más gana el derecho a participar en la Copa Libertadores de América. Mientras tanto, el ballet azul seguía danzando, y ¡dé qué forma!
La fiesta azul animada bajo la conducción técnica del médico Gabriel Ochoa Uribe, terminaría para el campeonato del 64 y todo por incluir a un jugador que tenía el apodo de una marca de pintura, Marino "pintuco" Aguirre, desaveniencia surgida porque, según el criterio de la junta, este futbolista no tenía ningún vínculo con el club y su contratación había sido rechazada previamente.
Se ficha entonces, al brasileño Joao Avelino, dura poco y en el mes de agosto toma las riendas del plantel Efraín el "caimán" Sánchez, considerado el mejor arquero de la historia del fútbol colombiano. Se ponen la camiseta azul Silvio Farias, goleador brasilero de grata recordación, Jaime "charol" González, Silvio Parodi, paraguayo que venía del América, y el colombiano Gonzalo Guzmán, entre otros.
Millos logra obtener 57 puntos en el torneo y se corona campeón por cuarta ocasión consecutiva. Era el ocaso de una danza que brindó espectáculo, goles, alegrías, virtuosismo, era el ballet azul.
Llega el año de 1.965 y la fiesta azul no sería la misma, primero porque el conjunto embajador queda por fuera de la Copa Libertadores de América debido al no reconocimiento de la Fedebol. En menos de cuatro meses se pasa de un técnico colombiano, Oscar Severiano Ramos, a un paulista, ex mundialista, Carlos Bauer y junto con él arriban sus paisanos Waldemar Rodríguez "orecco", Nivaldo Peixoto, Ary Goncalves, y un puntero izquierdo que causó sensación por su gambeta, velocidad, y definición, Eduardo Texeira Lima.
El equipo resultó tercero en el rentado, siendo el onceno que menos partidos perdió - 9 de 48 -. Por primera vez se corona campeón el deportivo Cali.
La junta directiva decide prescindir de la zamba y le apuesta al tango para el año de 1.966, contratan entonces, al técnico argentino Roberto Saba, y sus coterráneos Roberto Saporiti, Juan Osvaldo Arges y Eduardo Rilo. Pero el tango y la milonga resultaron destempladas, ninguno se consolida en el equipo, y en agosto asume la dirección técnica Oscar Severiano Ramos, se ficha al argentino y la mejor contratación de ese año, Jorge Davino, a Luis Pentrelli, quien tenía apodo de gigoló "la toco y me voy", al paraguayo Arsenio Valdez, a Fernando el "bombillo" Castro y a un zafiro extraído del pintoresco barrio de Soacha, Gabriel Hernández, que sería por muchos años, el capitán del conjunto embajador. Salen del club "maravilla" Gamboa, Ary Goncalves y José Romeiro. El plantel quedó quinto en el torneo, con 58 puntos de 104 posibles.
La década de los setentas reconocida por las dictaduras militares en Latinoamérica, el fenómeno político del watergate y el hippismo acentuado como movimiento cultural, también suscribe al fútbol suramericano como protagonista de una generación en la que brillaba tras conquistar dos copas mundo, obtenidas por el mágico Brasil del 70, y la aguerrida, pero no menos estética, Argentina del 78 En cuanto al rentado nacional, Millos se preparaba para afrontar la temporada de la mentada década.
Hartos de dos terceros lugares en los campeonatos del 68' y el 69', los embajadores enfilaban baterías para afrontar el torneo Apertura del 70. Eduardo Texeira Lima y José María Ferrero, habían salido del equipo, mientras que retornaban Fernando Areán y Hernán "cuca" Aceros. También ficharon Oswaldo Mura, Pedro Prospitti y un "diablito", Carlos Julio Morales, comandados aún por el técnico Otto Vieira, pero a nueve partidos Vieira es licenciado del equipo por la junta directiva y en su reemplazo es contratado Francisco "pancho" Villegas, conductor que ocupa un sexto lugar en el Apertura. Ante la premura de las actuales circunstancias se contratan a los argentinos Luis Fernando Lavezzi, al uruguayo Juan Adolfo Maldonado, y al colombiano promocionado de las divisiones inferiores, Héctor Javier Céspedes. Estos serían los refuerzos del conjunto para el Finalización.
La enfermedad de "pancho" obliga a su salida del club, asumiendo temporalmente Jaime "el loco" Arroyave, quien el 20 de octubre, entrega su puesto a Gabriel Ochoa Uribe que retornaba al plantel nuevamente. Se obtuvieron puntos importantes pero no alcanzaron para conseguir una buena colocación. La fanaticada, pues, albergaba esperanzas para el campeonato del 71.
El cuerpo técnico sería ratificado, saldría Finot Castaño, retornaría Gonzalo "chalo" González, y se promocionaría desde las divisiones inferiores a Alfonso Tovar. Los albiazules resultaron quintos en el Apertura y con el ánimo de cumplir un buen papel en el finalización, contratan al samario Hermenegildo Segrera, al barranquillero Jesús el "toto" Rubio, a un jugador que decían que era pitoniso y quiromántico, Euclides el "tizón" González, al delantero cartagenero Jaime Morón, y a uno de los mejores jugadores del mundo, el yugoslavo Dragoslav Sekularak. Con tal nómina Millos logra el primer lugar en el Finalización, para posteriormente jugar el cuadrangular final en el que terminó tercero escoltando a Nacional y éste a su vez a Santa Fe.
Millonarios Campeón 1972. Depie, de izquierda a derecha: gabriel Hernández, Joaquin "Pele" Gonzaléz, Julio "Chonto" Gaviria, Hermenegildo Segrera, Oscar Villano,
Senén Mosquera. Inclinados, en le mismo orden: Willington ortiz, julio Gómez, Miguel Sossa, Alejandro Brand, Jaime Morón
La campaña del 76 traería la sorpresiva salida de Alejandro Brand por el recrudecimiento de su lesión, se ficharía al líder sindicalista de los futbolistas agremiados en Argentina, Carlos Alberto Dellasavia, se promocionaría de las inferiores a Anibal Acosta, y el Médico Gabriel Ochoa presentaría su dimisión definitiva para nunca más volver, aduciendo problemas personales. Se contrataría como técnico a Humberto Ortiz, que duró poco y en su lugar tomaría las riendas del equipo el "vasco" Juan Eulogio Urriolaveitía.
Los albiazules conquistarían el Apertura, pero en el Finalización como en el Hexagonal Final quedarían relegados a un tercer lugar. Converti sería nuevamente el goleador con 33 anotaciones. El año y el rentado del 77 estarían caracterizados por la indecisión y la falta de planificación, ya que, sin precedente alguno, una feria de técnicos desfilarían por las toldas azules. Primero fue Ochoa y su renuncia definitiva, después Rubén Solé, quien era preparador físico del "vasco" Urriolaveitía, posteriormente Jorge Solari, argentino, que duró sólo 35 días para entregárselo nuevamente a Rubén Solé quien permanecería hasta diciembre.
Entre las novedades Eduardo el "camello" Soto abandonaba el plantel, regresaba Jaime Morón y de las inferiores se promocionaba a Heberto Carrillo y a Sergio Loayza. Un discreto sexto lugar en el primer torneo habla a las claras de la irregular y desordenada campaña. Salía entonces del equipo Julio el "chonto" Gaviria, se contrataba a un jugador que brillaba en las noches como el conde drácula, el argentino Juan José el "búho" Irigoyen y se agregaban al equipo Hernán Villa y un gaucho, Juan Alberto Troilo.
Los azules clasificaron de segundos en el grupo A del Finalización, pero en el Hexagonal Final ocuparon un tercer lugar, viendo frustradas sus aspiraciones de Copa Libertadores, y de alcanzar la estrella que se quedaría en Barranquilla, con el Júnior.
El campeonato de 1.978 traería una coyuntura similar a la del año anterior. Solé deja el equipo y lo toma Jaime Arroyave hasta la cuarta fecha cuando asume el argentino Osvaldo Panzutto. Carlos Alberto Dellasavia y Miguel Angel Converti, le dicen chao al equipo, se refuerzan con los colombianos Carlos "pachame" Rendón, y Mario Gutiérrez. Millos queda séptimo en el Apertura y al comenzar el Finalización, para resarcirse de tan débil campaña, retoma la batuta del equipo "el loco" Arroyave. Fichan para el club el argentino y calidoso Daniel Germán Onega, y es promovido de la cantera el bogotano José "cheche" Hernández.
A seis fechas de terminar el torneo, es contratado Pedro Dellacha, quien impondría una rigurosa disciplina físico-atlética y un exigente trabajo táctico. En aquel torneo se jugarían dos cuadrangulares con dos clasificados respectivamente, para después disputar un cuadrangular final. Millonarios otra vez segundo a un punto del América, y en el primer cuadrangular clasificado junto a Santa fe, para luego jugar el cuadrangular final junto con Cali, Nacional, y Santa fe
Jorge Amado Nunes
El último partido, disputado en Bogotá contra Santa fe, el goleador Irigoyen, el crack colombiano Willinton Ortiz, los goles definitivos de Jaime Morón, y el cerebro y talento de Daniel Onega, dieron a la postre la fastuosa vuelta olímpica, sin olvidar a Luis Jerónimo López, el "pocillo" López, Oscar Ortega, el "pele" González, Arturo Segovia, el "tizón" González, el "turco" Amado y todos los baluartes azules que bajaron del cielo una estrella, llena de regocijo y exultación, 100 goles marcados, la hinchada feliz: era la undécima estrella.
No obstante y a pesar de la felicidad, los problemas económicos de la institución causarían mella en el plantel, el técnico Pedro Dellacha abandonó el conjunto y en su reemplazo vendría Juan Eduardo Hohberg. Se reforzaba el onceno con Horacio Raúl Cordero, argentino, y se retiraban Alejandro Brand y Daniel Onega, y junto con ellos el talento. Millos ocupó un intrascedente séptimo lugar en el Apertura y fue contratado Oscar Severiano Ramos como técnico, llegaron procedentes de Argentina Juan Antonio Gómez Voglino y Oscar Roberto Milano y los colombianos William Ospina y Carlos Gil, de Leticia, Amazonas.
En la Copa Libertadores lo único destacable fue el triunfo a domicilio contra el Quilmes argentino por 2-1, siendo Millonarios el primer equipo colombiano en vencer en canchas argentinas a un plantel de dicho país. En el Finalización se ubicó de quinto en el grupo A, quedando fuera de la final por segunda vez en su historia -la primera fue en 1.987-. La figura emblemática del club, Willington Ortiz, era trasladado al Deportivo Cali y el "búho" Irigoyen, al Independiente Medellín, transferencias obligatorias por la crisis económica que pasaba la institución, un sabor agridulce que duraría un par de años
Willington Ortiz, Jaime Morón y Daniel Onega
Un par de lustros pasaron y la década de los setentas dejaba a Millonarios sin emblemas futbolísticos de la talla del "viejo" Willy, el "búho" Irigoyen, Alejandro Brand, "tito" Onega, jugadores que brillaron gracias a la perfecta ecuación de gambeta, talento, definición, que era sinónimo de gol y buen fútbol, no en vano, habían alcanzado la undécima estrella.
Llegaban entonces, los albores de los ochentas y una fanaticada acostumbrada a ganar, esperaba ansiosa nuevas alegrías y por supuesto, estrellas. La junta directiva de millos presidida en aquel tiempo por don Alvaro Gutiérrez, se había decidido por la escuela brasileña y contrató al brasilero José Texeira, y junto con él a dos futbolistas de primera línea, también brasileños, Valdomiro Vaz Franco y Mario de Quiroz; el primero, tenía magia para los tiros libres, el segundo, práctico en la definición.
Transcurridos pues, los dos primeros años de la citada década, Millos apenas logró obtener un tercer y cuarto puesto en las temporadas del ochenta y ochenta y uno, razón por la cual la junta directiva decide reemplazar la desteñida samba brasilera, por la escuela europea, yugoslava para más precisión, y contratan al técnico Toza Veselinovic. Con el balcánico arriba la tolda charrúa. El arquero Jorge Fosati, los argentinos Osvaldo Palavecino y Alejandro Estéban Barberón, y un colombiano de renombre, el puntero derecho Ernesto Díaz.
El equipo termina penúltimo en el torneo apertura y escogen como alternativa para el finalización al estratega argentino José Omar Pastoriza, al central José Daniel Vantuyne, al cancerbero Alberto Pedro Vivalda, a los volantes Diego Édison Umaña y Carlos López. Fue un onceno que brindó espectáculo y fútbol gustador. Como olvidar a Carlos López cuando ponía a correr a la "patrulla" Barberón, o al "alcatraz" García para buscar la sociedad en las anotaciones. Desde el arquero hasta el delantero, este fue un Millos que aunque gustaba, extrañamente terminó tercero.
Para 1.983, el club le abre sus puertas a la escuela uruguaya, el fútbol presing, líneal, enfatizando la marcación a la pelota. Los directores de orquesta Juan Martín Mújica y Estéban Gesto, llegaban junto con el paraguayo Villalba, el argentino Godoy, y el bogotano, que a la postre se convirtió en la contratación más sobresaliente, el lateral Moisés Pachón.
Millonarios 1986.
D e pie, de izquierda a derecha: José "Cheché" Hernández, Luis Norberto Gil, Gerrnán Gutiérez, Carlos José Karabín, Miguel Augusto Prince, Eduardo Esteban Basigalup. Inclinados, en el mismo orden: Norberto Peluffo, Hugo Galeano, Arnoldo Iguarán, Óscar Eduardo Juárez y Juan Carlos Díaz.
Finalmente Millos queda cuarto, los uruguayos renuncian y se contrata al entrenador colombiano Jorge Luis Pinto, ilustrado en el fútbol europeo, quien le imprime velocidad y disciplina al equipo. Ya matriculados Iguarán, el santandereano Pelufo, el delantero Wilmar Cabrera, llega el "búfalo" de San Lius, Juan Gilberto Funes, carismático y potente goleador, cuya resultante sería convertirse en figura del equipo y de la hinchada.
La temporada del 84 deja al club con un sub-campeonato, rasgando la estrella sin poder tenerla. Para el 85 una discreta participación en la Copa Libertadores de América e inesperadamente aterriza a Millos, el gaucho Eduardo Luján Manera. Con el técnico contratan entre otros al arquero René Higuita, estrella después del orbe del fútbol, y al argentino Marcelo Trobbiani.
Lucha, ganas, tango y milonga, y nuevamente un tercer puesto. Con el ánimo de acertar y darle un título a la hinchada, la institución prescinde de Eduardo Luján Manera, y contrata al entrenador samario Eduardo Julián Retat, un "barrabás", Gabriel Jaime Gómez, un "gringo" Antonio Palacios, una "gallina", Fabio Calle, y un arquero con bigote de cantante ranchero: Eduardo Basigalup.
No obstante, Retat formó un equipo corajudo, disciplinado, de buena capacidad físico atlética, en la que se destacaron Gutiérrez de Piñerez, el "pájaro" Juárez, Iguarán. Sin embargo nuevamente se le resbala la estrella al plantel y queda tercero para el año de 1.986.
La hinchada, cansada de los terceros puestos, aspiraba a la alegría suprema, la magia de la vuelta olímpica, y el club, para satisfacerla, contrata para la temporada del 87 al técnico Luis Augusto "el chiqui" García, proveniente del deportes Quindío, a los futbolistas Carlos Enrique la "gambeta" Estrada, Gildardo Gómez, al valluno Wilmán Conde, a los gauchos Mario Videla, Osvaldo Cousillas y Mario Vanemerack; así un guajiro goleador, Iguarán, un pájaro que la metía, Oscar Juárez; un "barrabás" Gómez y el "bochica" Pimentel, comandaban el equipo, y atrás el "nano" Prince, y Germán Gutiérrez de Piñerez.
Mario Vanemerak y la celebracion del 12vo campeonato
MilIonarios Campeón 1988. De pie, de izquierda a derecha: Ornar Franco, áscar Juárez, Germán Gutiérrez de Piñeres, Néstor Pilla, José Díaz, Carlos Meza, Alirio Girón,
William Sarmiento, Wílman Conde, Fabio Calle, Eduardo Porras (utilero). Segunda fila, sentados: Cerbeleón Cuesta, Carlos E. Estrada, Gonzalo Guzmán (asistente),
César Rubens (kinesiólogo), Darío Vélez (prepardor físico.), Luis A. García (director técnico), Rafael Baracaldo (preparador físico), Arnoldo Iguarán, Eduardo Pimentel,
John Rivera, Mario Vanemerak, Hernando García. Tercera fila: Rubén Darío Hernández, Oswaldo Gómez, Juan Carlos Díaz, Nilton Bernal, Jair Abonía, Gabriel Quimbaya,
Hugo Galeano, Jorge Raigoza y Alberto Gamero.
Los últimos años del siglo XX, ya presagiaban los turbulentos tiempos que se avecinaban, cuando en 1998 Diego Umaña abandonaba las toldas embajadoras, dando paso a la fugaz transición de Francisco Maturana. Fugaz luego de siete pobres fechas en las que los continuos cuestionamientos por parte de la prensa bogotana no se hicieron esperar, apresurando la reincorporación del técnico santandereano Jorge Luis Pinto, quien luego de una campaña caracterizada por continuos altibajos, apenas se colaba en las semifinales, y que para la temporada del 99 cerró 11 del Apertura, cediendo su puesto a Luis Augusto García.
El bogotano terminó tercero pero ante su convocatoria a la Dirección Técnica de la Selección Colombia, para el certámen del 2000 asumió Jaime ‘Flaco’ Rodríguez, quien tuvo un discreto comienzo en el torneo Apertura, ubicandose en la casilla número 4 de la tabla general. Una inesperada derrota por goleada 5-0, en el Metropolitano ante el Junior de Barranquilla, le significaría al exjugador azul su desceso como estratega y el consecuente nuevo arribo de Diego Edison Umaña, que esta vez prometía incluirse en las finales. Debido a las disposiciones de la ‘Dimayor’ este año la etapa era disputada sólo por cuatro equipos y Millonarios que acababa cuarto en el finalización y quinto en el reclasificación, resultó por fuera, frustrando las aspiraciones técnicas.
Para el campeonato del 2001, Umaña es ratificado manteniendose hasta tres fechas antes de culminar el torneo Apertura y permaneciendo también en el noveno lugar de la clasificación.
Luis Augusto García regresa a Millos, tras fracasar en su intento con la selección por enfrentar las eliminatorias suramericanas al Mundial de Japón y Corea. Lográ un segundo lugar en el Finalización, y disputa la fase Semifinal con América, Caldas y Santa Fe. Con sólo dos puntos, el onceno de la mano de García termina último.
El ‘Chiqui’, amañado en Millonarios, persiste en quedarse para el campeonato del 2002, pero un amplio sector de la hinchada, de los socios y de la prensa en general presionan para que abandone la institución y finalmente el 17 de febrero , luego de un empate sin goles por la cuarta fecha frente a Santa Fe, García se retira de la dirección técnica más no del equipo, pues inventa la figura de ‘Mananger’.
Arriba el estratega serbio-yugoslavo Peter Kosanovic, pero en medio de los constantes lios administrativos reflejados en el rendimiento deportivo, el equipo termina 13 en el Apertura. Tras comprobadas irregularidades, detectadas por la nueva Junta Directiva que llega en Mayo para completar un periodo que se hizo insostenible y que debía finalizar en marzo de 2003, el ‘Chiqui’ debe apartarse del Club, dejando encargado a su asistente el profesor Germán Gutierrez de Piñerez.
Con el ánimo de sanear la institución y de reposicionar al equipo, el Comité Ejecutivo decide nombrar en su remplazo al técnico José Eugenio Hernández, quien había conquistado los títulos de 1996, como Asistente Técnico de Fernando ‘Pecoso’ Castro y de 1998 y Apertura de 2000, como Director Técnico del Deportivo Cali. Con el onceno azucarero había alcanzado además el subcampeonato en el 98 de la ‘Copa Merconorte’ y el mismo honroso lugar en la ‘Copa Libertadores de América’ en la versión del 99.
Sin embargo y contrario a todo pronóstico el reconocimiento de un técnico de prestigio, no merecio una campaña conforme a los esfuerzos procurados por una directiva guiada por los principios de honestidad y amor por la institución y con siete partidos perdidos, cuatro empatados y sólo dos ganados, el 30 de septiembre, un dia después del 1 a 1, ante el Once Caldas oficiando como local, el técnico ‘Cheché’ Hernández junto con su asistente Jorge Amado Nunez, presentan su carta de renuncia cerrando así una serie de cuestionamientos a las manifestaciones de respaldo y ratificación emanadas por el Comité Ejecutivo.
Para dirigir provisionalmente los destinos azules, es designado el profesor Cerveleón Cuesta, quien venía desempeñandose como preparador físico con el Cuerpo Técnico anterior tras las renuncias de Herney Gómez y Luis Fernando Lastra. Cuesta sufrió dos derrotas ante el Tuluá en el ‘Doce de Octubre’ y el América de Cali en el ‘Campín’, pero luego de una ausencia prolongada de victorias, Millos vence al Envigado siendo visitante, con una única anotación del delantero brasileño Marcio Rodríguez Cruz.
Resuelto el proceso jurídico de extinción de dominio del 29.15% de las acciones del club y con la participación resuelta del Estado colombiano, la afición, la prensa bogotana y la directiva azul, esperan con optimismo y ansiedad los vientos de renovación y el cambio propios que supone toda crisis, y que una vez superado el periodo que le abatió, Millonarios retome sus fueros y recupere la jerarquía que le condujo a convertirse en el equipo más laureado en la historia del fútbol nacional.